PABLO RÁEZ
El 26 de marzo de 2015 me diagnosticaron leucemia, me dieron quimioterapia, me trasplantaron la médula y todo lo que esto conlleva. Llevo un año muy duro, realmente duro, nadie se puede imaginar lo que he pasado, por lo que nadie se puede imaginar lo que puedo sentir ahora al saber que hay un 4% de leucemia en mi médula ósea”, son las palabras de Pablo Ráez, al saber que la leucemia había vuelto a su vida.
Pablo Raez era un joven de 20 años, deportista, luchador por naturaleza, con una sonrisa que encandilaba y un don de palabra que cautiva.
Pablo ha estado “10 meses limpio”, pero la vida le volvió a poner contra las cuerdas con la llegada, una vez más, de la leucemia. Hay miles de personas luchando contra esta enfermedad, pero… ¿Por qué él sobresale del resto? Pues muy sencillo, por su manera tan positiva de afrontar la vida.
“Estoy hecho polvo. Es normal pasarlo mal , he estado con quimio, muchos antibióticos, etc… Todo es normal, solo que hay que aceptarlo, por muy jodido que estés, te aseguro que saldrás adelante. Que no te detenga un día malo, los días malos son buenos para valorar los días buenos, de verdad , es necesario, ayuda a valorar. ¡Nunca, nunca, nunca, nunca te des el LUJO DE RENDIRTE! Pasará lo que tenga que pasar, así que ha aceptarlo como venga. La vida es maravillosa, disfrutemos de ella al máximo.”
Esto es una de las muchas lecciones de vida que daba Pablo en sus redes. Sin comerlo ni beberlo se ha convertido en uno de esos héroes anónimos que da la vida.
Este luchador hace un canto a la vida, al amor, Pablo insta a disfrutar de las pequeñas cosas que nos rodean. Anima a valorar cosas tan simples como “cada bocanada de aire, cada mirada, cada bocado, cada beso, cada segundo, cada instante”. “No te atormentes con el futuro, con el mañana, el qué pasará, con el y si, no vale la pena, pierdes el tiempo de disfrutar del momento presente, que es éste”, por frases como ésta, es lo que le hace ser tan grande.
Pablo nunca quedará en el olvido, siempre estará con nosotros. Gracias a él hemos aprendido a valorar más la vida y ayudar al prójimo con una acción tan bonita, como hacernos donantes de médula.
GRACIAS PABLO.
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